Guay: De Eurovisión a la época medieval

 

                             

 

Hubo un tiempo que la palabra “guay” tenía poderes mágicos. Era una palabra moderna  que servía para indicar que algo era “muy bueno, estupendo” (RAE) pero además, la propia persona que lo utilizaba a considerarse, a su vez, moderna y muy buena y estupenda. Así que, de repente, la gente era “guay”, las fiestas eran “guays” y ciertos programas de televisión o grupos de música. Desde mediados de los ochenta hasta mediados de los 90 toda España era un país “guay”.

Sin embargo, como a menudo sucede, la modernidad bebe de las fuentes de un pasado remoto y olvidado. Sí, podemos decir que el Quijote es “guay”, y podemos decirlo porque el mismo Sancho Panza afirma “Envíanos ya al sin par Clavileño, para que nuestra desdicha se acabe; que si entra el calor y estas barbas duran, ¡guay de nuestra ventura!”. Así que la expresión “guay” está recogida ya en el libro del español más leído y traducido de la historia. Todavía podemos ir más atrás, mucho más atrás, hasta el siglo XIV, fecha en la que Jacobo de Vitriaco escribe en su Historia de Jerusalén “Guay de vos, mesquinos, que tal fe tenedes onde después de la muerte avedes de sofrir tormentos”. De hecho, aparece en textos aún más antiguos.

Al principio, el término no denotaba algo “muy bueno, estupendo” sino que estaba relacionado con el dolor y era un sinónimo de “ay”. De hecho, en la entrada del diccionario de autoridades de 1734 únicamente aparece una brevísima entrada que indica “Véase Ay”. El origen de esta palabra se encuentra en el alemán “Weh”, que significa dolor, por lo que pudo tener su origen en la época visigoda.

Hace unas pocas semanas, los cantantes que representaron a España en el festival de música europeo dijeron que “Ganar Eurovisión sería superguay”.  De esta manera, y aunque posiblemente no fueran conscientes de ello, Amaia y Alfred estaban siendo el último altavoz mediático de la palabra “guay”, una palabra que contiene una larga tradición cultural e histórica.

                ¿No os parece guay?

EL MAPA DEL TESORO

El proyecto “aventuras l!terar!as”  nos invita a un viaje a través del espacio y del tiempo para que podamos sumergirnos en el ambiente de las mejores obras literarias empleando mapas como punto de partida para una original experiencia inmersiva e interactiva.

 

 

 

      Volvamos al principio. Tenemos 9 años y nuestro abuelo balbucea historias entre dientes a las que nadie, salvo nosotros, presta atención. En sus delirios apagados se entrometen visiones fugaces de territorios extraños y joyas olvidadas. Nosotros atendemos ávidos a sus relatos porque queremos creer que es posible hallar otro camino. Una noche de verano, topamos con un viejo arcón. Lo abrimos y no lo podemos creer: ¡Hay un mapa! ¡Lo hemos encontrado! Somos muy jóvenes pero ya sabemos que un mapa es siempre el mapa del tesoro. Un viaje por la ruta de la seda que es justo la dirección opuesta a la rutina. Ahora sí, ya estamos preparados para comenzar la aventura.

Algo similar debieron sentir Daniel Castillo y Mónica Vacas cuando comenzaron su peripecia sin un triste catalejo que les mostrara dónde diantres estaba la tierra firme. Se echaron al mar y decidieron crear un proyecto tan fascinante como “aventuras l!terar!as”, una nueva forma de aproximarse a la literatura mediante una novedosa concepción gráfica que desarrolla mapas como punto de partida para adentrarse en el territorio que los personajes transitan en las novelas.

A priori parecía una locura pero decidimos aparcar nuestras profesiones y crear Aventuras Literarias. Creemos que la literatura es un compromiso con la aventura.

               

Desde luego, su trabajo transmite la pasión innegociable del artesano. En su proyecto, cada elemento está trabajado con una delicada meticulosidad en la que el cuidado del objeto físico se entrelaza con las posibilidades del ámbito digital hasta conformar una unidad tan indisoluble como natural:

 

Nuestros mapas son una nueva manera de acercarse a la edición. Un formato híbrido formado por el mapa de papel y el acceso a  una web privada que incluye un mapa interactivo y los ebooks de las novelas. Una manera de editar, en la que el papel y el digital no solo conviven, sino que se complementan y enriquecen mutuamente.  El mapa obtiene la dimensión de objeto, hecho con mimo, utilizando los mejores papeles y tintas del mercado. La web es una herramienta, está concebida como un complemento que nos permite incluir las ediciones digitales de los textos, contextualizar cada localización, incluir imágenes de la época y contraponer pasado y presente.